ORQUESTA SINFÓNICA DE CHILE CELEBRÓ 70 AÑOS DE MÚSICA, ANÉCDOTAS, HITOS E HISTORIAS

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La primera Orquesta Sinfónica del país, la primera creada por el Estado en Latinoamérica y la primera en Chile en ser declarada Patrimonio de la Nación.

Con más de 60 giras por el país, con las temporadas de conciertos más extensas en Santiago, comunas y regiones, y con un volumen de estrenos que abarcan prácticamente la totalidad de obras chilenas sinfónicas y sinfónico – corales, la Orquesta Sinfónica de Chile cumplió 70 años y los celebró con un espectacular concierto de la Novena Sinfonía de Beethoven, junto al Coro Sinfónico de la Universidad de Chile y bajo la dirección del maestro Francisco Rettig.

“El 7 de enero, igual que hoy, pero de 1941 se inicia esta historia”. El Concertino de la Orquesta Sinfónica de Chile está ligado al pasado de ésta institución musical tanto y más allá de su propio paso como músico. Cuando era niño, su padre -destacado violinista- era el Concertino. Más adelante asistió cada viernes para oírla al Teatro Ástor de antaño con el abono juvenil, y a los 28 años de edad, cuando la agrupación se aprestaba a cumplir medio siglo de vida, Alberto Dourthé ingresó como solista de la sección de violines primeros.

Hoy cuando la Orquesta cumple siete décadas, Dourthé, en medio del escenario de un colmado Teatro de la Universidad de Chile afirmó con certeza que “estamos celebrando el momento más increíble de la historia musical de Chile”. Porque a pesar de los vaivenes económicos, sociales y políticos que la Orquesta ha visto pasar a través de estos 70 años, siempre “ha mantenido un nivel de excelencia”.

Felices 70 años querida Orquesta
“Esta Orquesta ha regocijado el corazón de millones de chilenos y chilenas, ha emocionado, ha deleitado y nos ha permitido soñar a través de la música”, recalcó el Rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez Vera. La Sinfónica es para la Universidad uno de los cuerpos estables que, en palabras del Rector, “permiten cumplir esa trascendental misión que es la extensión: la forma en que ésta llega al medio y se entrelaza con él”.

El anhelo de un teatro propio se repitió durante toda la ceremonia y apareció en cada uno de los discursos. “Como nos habría gustado que lo fuera y que la sorpresa que hubiese salido de la torta fuese una nueva sala de conciertos”, expresó el Rector. “Pero no podemos llegar con las manos vacías a la celebración de 70 años… invertiremos cien millones de pesos para el aire acondicionado y para mejorar el equipamiento de iluminación y de sonido de este teatro”, agregó.

Al respecto, el Ministro Presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes,Luciano Cruz-Coke sostuvo que “es importante encontrar un asiento más permanente para esta Orquesta y así tener un lugar en el cual recibir a su público de buena manera, un lugar propio. Se lo merece, pero un teatro es algo que cuesta mucho sacar adelante y mantener, por tanto estamos buscando ciertas fórmulas de solución”.

En la ceremonia se premió a los mejores solistas de la temporada 2010, con los Premios Victor Tevah, resultando premiada la Solista Internacional Dima Tkachenko y el Solista Nacional Gustavo Vergara.

Obreros de la cultura
El Director (S) del Centro de Extensión Artística y Cultural de la U. de Chile, Juan Goic, está ligado a la Orquesta hace 20 años cuando ingresó como músico cellista. En un nuevo aniversario de la Orquesta, Juan Goic destacó el origen público de la agrupación, creada a partir de una ley en 1940: “celebramos hoy por lo tanto la visión de una nación que dio a luz un conjunto musical que conectó a Chile con una tradición creativa universal y que es hoy una herramienta al servicio de creadores, intérpretes para el goce de todos los chilenos”.

“Como estudiantes entendemos que la cultura es patrimonio de toda la sociedad”, expresó la Presidenta de la Federación de Estudiantes de esta Casa de Estudios, Camila Vallejo. En representación de los alumnos de la Universidad, agradeció el compromiso de la Orquesta con la Federación y las actividades de extensión que realizan en conjunto en distintas comunas de Santiago, además de recordar a todos quienes hacen posible estas instancias: “en el CEAC hay funcionarios que han estado largas horas del día dedicando su tiempo, ellos han sido verdaderos obreros de la cultura. Si bien han estado fuera de este escenario y han quedado en el anonimato, han sido parte fundamental de la realización exitosa de estas actividades”.

Una Orquesta Pública y difusora de la musicalidad chilena
“Por primera vez en nuestra historia y en los países de ambas Américas se pone en marcha una Orquesta Sinfónica creada como organización estatal permanente y duradera (…) Por primera vez también entre nosotros y entre muchos países, la difusión de la cultura musical pasa definitivamente a ser reconocida por un acto oficial del parlamento como una función pública indispensable y merecedora del marco respetuoso que señalan las leyes…”

Domingo Santa Cruz Wilson, columna vertebral de la institucionalidad cultural chilena de la primera mitad del siglo XX, pronunció estas palabras el 7 de enero de 1941, cuando nació oficialmente la Orquesta Sinfónica de Chile. El entonces Presidente del Instituto de Extensión Musical, quien fuera Decano de la Facultad de Bellas Artes y Vicerrector de esta Casa de Estudios, impulsó junto al Instituto, y bajo el alero de la Universidad de Chile, la fundación de una Orquesta que fuera fuente de expresión de los compositores y músicos chilenos.

Bajo la dirección de Armando Carvajal y con un concierto que incluyó obras de J.S. Bach, W. A. Mozart, R. Wagner y de los chilenos Enrique Soro, Pedro Humberto Allende y Alfonso Leng, se inauguró la historia de la Orquesta Sinfónica de Chile. Sin embargo, sus orígenes se remontan a la década de los ’20 cuando se fundara la Orquesta Sinfónica Municipal de la comuna de Santiago, gracias a las gestiones del violinista y Director Armando Carvajal Quiroz. Ya en 1933 esta Orquesta, antecedente de la agrupación que cumplió 7 décadas, contaba con importantes solistas como Rosita Renard y Claudio Arrau.

La existencia fugaz de este conjunto logró despertar el interés del Ministerio de Educación y de la U. de Chile, los cuales ofrecieron ayuda económica para la creación de la Asociación Nacional de Conciertos Sinfónicos, bajo cuya tutela nació la Orquesta Sinfónica Nacional, que antecedió a la Orquesta Sinfónica de Chile.

 


La Sinfónica se consolida como patrimonio de la Nación
A partir de su fundación y de la mano de su primer director, Armando Carvajal, la Sinfónica comienza a asentarse como una de las instituciones culturales más importantes de Chile. Giras por el país y el extranjero, y la visita de ilustres personalidades del mundo musical marcan sus 70 años de historia.

Los mejores músicos de la época, muchos llegados de Europa huyendo de la Segunda Guerra Mundial con sus instrumentos bajo el brazo, nuevas ideas y la certera dirección de Armando Carvajal, convirtieron rápidamente a la Sinfónica en un referente musical en Chile y Latinoamérica. En los cinco años de Carvajal como Director se iniciaron las Temporadas Oficiales de Conciertos, tradición que se mantiene hasta hoy. Luego lo sucedería Víctor Tevah.

Los músicos de aquellos primeros años de la Orquesta recuerdan a dos muchachitos de pantalones cortos, rubios, delgados como batutas, que no pasaban los 15 años. Uno era Tito Dourthé, padre de Alberto Dourthé. El otro era precisamente Tevah, quien a pesar de haber nacido en Grecia era chileno y llegaría a convertirse en el Director de más larga data en la Sinfónica. “Este hombre prácticamente marcó a la Orquesta, fue como un padre para ésta. Además de ser un destacado músico, con gran capacidad técnica y sensibilidad”, recuerda Cancio Mallea, primer oboe solista en la agrupación hasta comienzos de 2010.

“Tenía grandes dotes de pedagogo, hacía que los músicos se sintieran cómodos tocando con él. Durante sus períodos como Director hubo mucho trabajo y estreno de obras”. En efecto Tevah estrenó, entre 1941 y 1980, ciento noventa y dos obras, de las cuales ochenta y ocho fueron de compositores chilenos. Parte significativa de la producción sinfónica nacional del siglo XX y que explica la importancia de este Director, que permaneció a la batuta por 18 años, lo que le valió el Premio Nacional de Artes mención música en 1980.

Más adelante y a lo largo de estos 70 años de historia, directores de nivel internacional llegaron a dirigir la Sinfónica, como Leonard Bernstein, Erich Kleiber o compositores como Aaron Copland y Hector Villalobos. Sin embargo, una de las visitas más recordadas es la del legendario Igor Stravinsky, quien llegó a Chile el año 1960 para dirigir la interpretación de “La consagración de la primavera”.

Recorriendo el mundo
A lo largo de todo el país y en muchas ocasiones en lugares inadecuados, la Orquesta Sinfónica comenzó su periplo, primero por Chile, para luego aventurarse a llevar su música a otros continentes. En una publicación de 1991, cuando la agrupación cumplía el medio siglo de vida, el Profesor Enrique Valdés recuerda una aventurado viaje en la barcaza Melinka por el Estrecho de Magallanes “que se movía como una cáscara de nuez entre el oleaje que la cubría de agua furiosa desde babor a estribor”, con la misión de llevar el arte hasta Puerto Natales. O la vez en que la Orquesta quedó botada en medio del desierto, mientras los habitantes de Humberstone esperaban pacientemente el concierto en que los músicos se presentaron “con casi tres horas de retraso para tocar en jeans y mangas de camisa, antes que fuera demasiado tarde. O aquel concierto de Castro, donde llegaron los músicos, pero no los instrumentos”.

Perú en 1986 y México en 1991 fueron los primeros destinos internacionales. En 1995 la Orquesta llegó hasta España bajó la dirección de Irwin Hoffman, maestro recordado por su gran capacidad técnica, su conocimiento de las obras, su profesionalismo y disciplina. “Uno de los momentos más especiales, como miembro, y también para la Orquesta fue la gira que hicimos a Alemania en 2004”, rememora Boyka Gotcheva, viola solista originaria de Bulgaria. “En ese viaje, en las salas maravillosas donde nos presentamos, pude darme cuenta de nuestro nivel, de lo bien que tocamos y de lo bien que sonamos”, agrega.

En la ocasión, se desarrollaron cinco conciertos en las ciudades de Berlín, Kiel, Friedrichsaffen, Düsseldorf y Colonia, en auditorios tan célebres como la Tonhalle (Dusseldorf) y la Philarmonie (Colonia). “Esta gira fue una gran empresa humana y también musical”, afirma Alberto Dourthé, quien agrega que junto al trabajo del maestro David del Pino “su resultado fue maravilloso, con el apoyo y el esfuerzo de todos los integrantes. Tocamos en uno de los escenarios más importantes y de más prestigio del mundo”.

Y llegó hasta la cárcel
“Es muy lindo presentarse en el Teatro, ver las butacas llenas, reconocer las caras del público que se repite semana a semana, pero es otra emoción visitar otros lugares y acercarse a la gente”, cuenta Boyka Gotcheva. Los Conciertos de Extensión llevaron a la Sinfónica a localidades del norte y el sur de Chile, lugares insólitos donde el cariño de la gente se manifiesta de forma más directa. “Siempre que los visitábamos quedaban agradecidísimos y felices, nos decían ‘¡Cuándo van a volver!, ¿por qué tienen que pasar cinco, diez años para verlos?’, algunos incluso nos mostraban los programas anteriores y así nos demostraban hace cuánto tiempo no íbamos a su localidad. Ese tipo de manifestaciones son muy importantes para los integrantes”, aseguró Cancio Mallea.

El ánimo de la Sinfónica por llegar a todos es tal, que en el año 2008 se dirigieron a la Penitenciaría para ofrecer un concierto a 200 internos en fase de readaptación social y educativa. Boyka Gotcheva recuerda que “fue toda una experiencia llegar a la cárcel, que los gendarmes nos revisaran y más aún que revisaran cada uno de los instrumentos”. El nerviosismo inicial se transformó en gratitud al comprobar la emoción con la que los reos recibieron la visita: “dentro de la vida cotidiana y de la rutina de las presentaciones a veces nos olvidamos de la emoción que provocamos. Ésta además es recíproca, porque si la gente se emociona, a nosotros también nos llega esa energía. Esa fue una presentación muy especial”.

La Orquesta está llena de sueños
Un integrante de la Orquesta Sinfónica asiste de lunes a viernes, todas las mañanas, a un ensayo con el conjunto completo. Por las tardes, debe repasar el trabajo particular, ensayar los pasajes, aprenderlos y estudiar los que aún no logra ejecutar de buena forma. Muchos músicos llevan a cabo además una gimnasia diaria de desarrollo técnico, para mantener el nivel y la capacidad instrumental. Los viernes y sábados se realizan las presentaciones regulares y el día domingo hay que comenzar a ensayar el programa que comienza el día lunes, con otras obras y generalmente otros directores.

El sacrificio y el rigor de los músicos, los ensayos constantes, los viajes y las presentaciones, pueden desgastar algunas veces a los integrantes, sin embargo quienes la componen y su público, conservan la esperanza de consolidar aún más a la Orquesta, seguir cumpliendo años, llegar a un público más amplio, seguir difundiendo la creación nacional y por qué no, concretar algún día la construcción del anhelado teatro propio.

“La sala propia, es un regalo que merecemos. Una Orquesta con 70 años y con este nivel, no merece menos”, Boyka Gotcheva, viola solista de la Orquesta Sinfónicade Chile.

“Queremos que la Orquesta sea eterna, que mis bisnietos puedan venir a verla. Cada viernes me regalan un momento de paz e inspiración, qué más se les puede pedir…”, María de los Ángeles Pardo, profesora y fanática de la Sinfónica.

“En su aniversario a la Orquesta le entregamos toda nuestra gratitud. Que salga más a regiones así todos los chilenos pueden disfrutar de su arte”, José Manuel Hoffman, bibliotecario.

“Me gustaría que la Orquesta hiciera más giras internacionales, que estableciera encuentros con otros conjuntos, de manera que el nivel se fuera desarrollando en parámetros aún más amplios”, Cancio Mallea, ex oboe de la Orquesta Sinfónica por más de 35 años.

“Poca gente sabe lo bello que es ver y oir la música en vivo. En este cumpleaños de la Orquesta le deseo lo mejor e invito a todos los chilenos a venir más seguido a disfrutar de este verdadero patrimonio de la nación”, Celia Delgado, secretaria, asiste cada viernes a ver a la Sinfónica.

“Hoy todos vibramos con los aplausos, para los músicos es muy importante recibir el cariño del público y saber que valoran lo que hacemos. Estamos felices.”, Carolina Angulo, contragafot y tercer fagot de la Orquesta Sinfónica de Chile.

“Es entretenido venir, ver las caras que ponen los músicos cuando tocan, ver como se esfuerzan. Feliz cumpleaños a la Sinfónica”, Marcial Huidobro, 9 años, asiste al teatro con su papá.

“Recuerdo con cariño, un momento difícil que vivimos el año 2000 cuando tuvimos problemas económicos. Somos más de 90 músicos, muchos no nos conocemos más allá de trabajo, pero juntos y gracias a nuestro empuje y cariño por la agrupación, logramos sacar a la Orquesta de esa situación”, Daniel Zelaya, violinistade la Orquesta Sinfónica de Chile.

“Hoy aplaudimos más fuerte que nunca porque queremos darle ánimo. Que sigan así, siendo los mejores y entregando todo su talento al público que se lo agradece eternamente”. Osvaldo Castro, jubilado, 87 años.

“Todo cumpleaños tiene una doble cara: celebra el nacimiento de un nuevo ser y al mismo tiempo, el año en que una madre da a luz. Chile fue un país que vivió su primer centenario sin contar con conjuntos artísticos estables. El nacimiento de la Orquesta Sinfónica de Chile fue un esperado parto de esta gran madre que es la República de Chile, que se gestó a lo largo de 120 años”, Juan Goic, Director (S) del CEAC.

“Sabemos quiénes somos y qué queremos… La Orquesta Sinfónica de Chile está llena de sueños y quiero recordar una frase escuchada en la inauguración del Teatro del Lago que creo nos representa en lo que se refiere a la concreción de nuestros deseos. ‘Los sueños son como las estrellas: inalcanzables, pero nos guían’, Alberto Dourthé, Concertino de la Orquesta Sinfónica de Chile.

Texto: Natalia Rosales
Fotografías: Pablo Madariaga, Archivo CEAC

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