Pianista letona Arta Arnicane debuta con la Orquesta Sinfónica Nacional de Chile interpretando a Beethoven en el Teatro Municipal de Las Condes

El martes 5 de julio a las 19:30 horas, la orquesta dirigida por su maestro titular, Rodolfo Saglimbeni, presentará tres obras con dos grandes compositores alemanes: el Concierto para piano N° 2 de Beethoven, además de dos piezas de Richard Strauss.

El público podrá disfrutar de este programa organizado por el Teatro Municipal de Las Condes, en conjunto con el Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, que trae consigo tres reconocidas obras en la historia de la música docta: Concierto para Piano y orquesta N° 2, en Si bemol mayor, Op. 19 de Ludwig Van Beethoven, junto con Serenata Para Vientos y Don Juan, ambas de Richard Strauss.

El concierto para piano estará interpretado por la solista letona, Arta Arnicane, que se presentará por primera vez junto a la Sinfónica Nacional y que ha destacado en una gran variedad de salas de conciertos alrededor del mundo por su capacidad artística, combinada con el calor e inteligencia de sus programas e interpretaciones.

Acerca del programa y los compositores

Ludwig van Beethoven (Alemania, 1770-1827)

Concierto para piano y orquesta Nº 2 en Sib mayor, op. 19

  • Allegro con brio
  • Adagio
  • Molto allegro

El segundo concierto para piano – anterior al catalogado como “primero”- fue escrito para el primer concierto público del compositor en Viena (1795). Hacía ya dos años que Beethoven vivía en esa ciudad, y aunque anteriormente había tocado solo en recitales privados, a sus 25 años la fama que poseía como pianista era ya considerable. La ocasión del estreno fue el concierto anual en beneficio de las viudas y huérfanas de la Sociedad de Músicos.          

Es posible que ésta haya sido la primera obra orquestal que el compositor presentara en público. Por otra parte, es también la que más se aproxima al estilo de Mozart, cuyos conciertos para piano eran enormemente admirados por Beethoven.    

Richard Strauss (Alemania, 1864-1949)

Serenata para trece instrumentos de viento, en Mi bemol mayor, op.7 (TrV 106)

Compuesta en 1881, fue estrenada el 27 de noviembre de 1822 en Dresde, por los miembros de la orquesta de la Corte dirigida por Franz Wüllner.

En la línea iniciada por la Serenata de Dvořák, aunque con un sentido más estilizado, prosigue la obra de Richard Strauss. El compositor acababa de cumplir 17 años e, inevitablemente, todavía la influencia de un entorno en el que su padre tenía un especial protagonismo. El joven Richard, talentoso e imaginativo, aunque no tan prodigio como Mozart, queda igualmente sometido a la presencia de un padre severo e inflexible. Según declaración del hijo: «Su trinidad musical era Mozart (sobre todo), Haydn y Beethoven. A éstos se añadieron Schubert, Weber y, a cierta distancia, Mendelssohn y Spohr. Para él, las últimas obras de Beethoven, desde la séptima sinfonía en adelante, ya no era música ‘pura’».

En ese entorno, se hacen vigentes los principios musicales del padre bien sintetizados en la Serenata. Escrita en un solo movimiento y desarrollada bajo el principio formal de la sonata, posee lirismo suficiente y calidad en su mixtura instrumental como para que toda ella se deleite en una sonoridad de formidable plenitud. La recapitulación es quizás el momento más evocador, con las trompas invocando el tema principal. Tras ello, la aparición de las flautas suena a presagio de futuras grandezas musicales diluidas en un final pausado y encantador.

Don Juan, op. 20

Don Juan toma como inspiración la leyenda del hedonista y cruel seductor, quien en sus innumerables conquistas amorosas experimenta una serie de depravaciones y escándalos, sintiéndose finalmente atraído por la muerte, que para este caso constituye una victoria que pone fin a una vida autodestructiva. A partir de esta narración, Strauss transmite escenas de amor, carnaval y, por supuesto, el duelo final que da muerte al protagonista.

La obra fue estrenada en 1889, unas cuatro décadas después del primer poema sinfónico de Liszt, compositor considerado el precursor del género. A pesar de la distancia que Strauss toma del modelo de Liszt – llegando a nombrar sus poemas sinfónicos “poemas tonales”-, éste continúa considerando la imagen poética como un germen esencial: “Si se desea crear una obra de arte cuyo sentimiento y estructura sean de una sola pieza y que haya de producir una impresión vívida en el oyente, entonces el autor (…) debe tener previamente en su ojo interior una imagen vívida de lo que quiere decir. Esto solo es posible como consecuencia de la fertilización de una idea poética incorporada a la obra (…). De aquí en más ya no existirá la composición de frases hermosas pero carentes de objetivo, durante las cuales las mentes, tanto del compositor como de los oyentes, están totalmente en blanco (…)”.